Lee detenidamente el siguiente fragmento:
“Dios por el intermedio de Moisés ha establecido al clero, a través del cual ha reglamentado la jerarquía social. A los clérigos les está prohibido toda vil ocupación. No pueden marchar tras una yunta de bueyes, y apenas se ocupan de las viñas, de los árboles, de los jardines. No son carniceros ni posaderos. No cuidan puercos y tampoco son conductores de cabras y corderos. No trillan los granos e ignoran al abrasador calor de una marmita grasienta. No son lavanderos ni tienden la ropa blanca. Pero ellos deben purificar su alma y su cuerpo. Porque Dios les ha dado el cometido de dirigir a todos los hombres, sin que ni siquiera un príncipe esté exceptuado, porque está dicho: a todos.
El debe enseñar a defender la verdadera fe y de sumergir a aquellos que están instruidos en el agua santa del baptisterio.
El clero debe pues, procurar abstenerse de alimentación excesiva y rogar permanentemente por las miserias del pueblo y por ellos mismos.
En la sociedad de los fieles dos personajes ocupan el primer rango: el rey y el emperador, cuyo gobierno asegura la firmeza del Estado. Luego están los guerreros, protectores de las iglesias y defensores de todos, y los siervos que carecen de todo…que no sea sus penas. Son estos los que no ven cuando será el fin de sus lágrimas y suspiros.
Por lo tanto, la ciudad de Dios, que se cree una sola, está dividida en tres órdenes: algunos ruegan, otros combaten y otros trabajan. Estos tres órdenes viven juntos y no soportarían una separación. Los servicios de uno de ellos permiten los trabajos de los otros dos. Cada uno, alternativamente, presta su apoyo a todos.”
“Dios por el intermedio de Moisés ha establecido al clero, a través del cual ha reglamentado la jerarquía social. A los clérigos les está prohibido toda vil ocupación. No pueden marchar tras una yunta de bueyes, y apenas se ocupan de las viñas, de los árboles, de los jardines. No son carniceros ni posaderos. No cuidan puercos y tampoco son conductores de cabras y corderos. No trillan los granos e ignoran al abrasador calor de una marmita grasienta. No son lavanderos ni tienden la ropa blanca. Pero ellos deben purificar su alma y su cuerpo. Porque Dios les ha dado el cometido de dirigir a todos los hombres, sin que ni siquiera un príncipe esté exceptuado, porque está dicho: a todos.
El debe enseñar a defender la verdadera fe y de sumergir a aquellos que están instruidos en el agua santa del baptisterio.
El clero debe pues, procurar abstenerse de alimentación excesiva y rogar permanentemente por las miserias del pueblo y por ellos mismos.
En la sociedad de los fieles dos personajes ocupan el primer rango: el rey y el emperador, cuyo gobierno asegura la firmeza del Estado. Luego están los guerreros, protectores de las iglesias y defensores de todos, y los siervos que carecen de todo…que no sea sus penas. Son estos los que no ven cuando será el fin de sus lágrimas y suspiros.
Por lo tanto, la ciudad de Dios, que se cree una sola, está dividida en tres órdenes: algunos ruegan, otros combaten y otros trabajan. Estos tres órdenes viven juntos y no soportarían una separación. Los servicios de uno de ellos permiten los trabajos de los otros dos. Cada uno, alternativamente, presta su apoyo a todos.”
Adalberón de Laón, Les poémes satiriques, tomado de Boutruche, R. Señorío y Feudalismo. Extraído de Pensar la Historia. Berais y Otros, Ed. Contexto pág. 120.
Observa la pirámide y señala a los grupos que se mencionan en el texto:
1-Los que rezan.
2-Los que pelean.
3-Los que trabajan.
Dibuja en tu cuaderno a un individuo que represente uno de los estamentos de la sociedad feudal, con los elementos que lo caracterízan así sabremos de quién estamos hablando.